No nos engañemos, la Tasa Anual Equivalente (TAE) nos quiere sonar por el carismático periodista Matías Prats y sus taaaaaan imitados anuncios de televisión para cierta entidad financiera. Pero poco más.
Y es toda una pena, porque se trata de algo con lo que el 99% de la población adulta vamos a tener que lidiar antes o después. Ya sea porque necesitemos solicitar un préstamo al banco de turno o por el contrario porque tengamos dinero que necesitemos gestionar mediante productos de ahorro e inversión, todos vamos a toparnos con la susodicha TAE.
Bien bien, ¿pero qué es?- os estaréis preguntando. Pues bien, se trata de un indicador de la tasa de interés anual expresada en porcentaje (con al menos dos decimales) que nos muestra el coste o beneficio efectivo de cualquier operación financiera a lo largo del horizonte temporal.
Ya, ¿pero eso no es el tipo de interés?-os volveréis a preguntar. Bueno, pues sí pero no. Si bien el cálculo de la TAE está basado en el concepto del interés compuesto, la primera también recoge generalmente los gastos o comisiones que dicha operación financiera puedan acarrear (exceptuando los costes fiscales). Por tanto nos da un valor "real" de lo beneficiados o perjudicados que saldremos de la misma. Es por ello el indicador por excelencia que se debe utilizar a la hora de comparar los distintos productos financieros que nos ofrezcan.
A continuación os muestro la fórmula matemática que lo rige:
La TAE no siempre incluye todos los gastos (y numca los de terceras personas) de la operación. Hay que leerse la circular 8/90 del banco de Españ
ResponderEliminarGracias por el apunte Visor, lo tendré en cuenta, no obstante en el post no se afirma que siempre se incluyan.
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